Es una novela muy recomendada, porque dejando a un lado el humor, la historia está bien escrita y muy bien documentada. Un libro que engancha desde las primeras páginas y que no pierde el interés en ningún momento.
En
pocas ocasiones se encuentra una miscelánea como la que se puede leer en “Gran Soufflé”. Una mixtura culinaria de letras
o una ensalada de palabras e ideas aderezadas con gran ingenio y mucho humor
por parte de Lola Piera Lozano. Después de ser galardonada en varios certámenes
literarios, Lola nos presenta su primera novela, “Gran
soufflé”.
El título aunque hace clara referencia al tema culinario, que
es el motor de la novela, también nos advierte de cómo tanto la trama como la
tensión va creciendo poco a poco a lo largo de la novela hasta al final, que
explosiona sin poderlo evitar.
El argumento tan solo se desarrolla en unas
cuantas horas. Todo comienza la noche en que el propietario del restaurante
L`Espatarrat, recibe la desgraciada visita de un afamado crítico de cocina
hasta el día siguiente por la tarde, donde tras la importantísima comida de los
ministros europeos, “explota el Gran Soufflé”. Lola con esta novela nos muestra
una gran habilidad, escribir una magnífica historia situándola en tan breve
espacio de tiempo y sin que el lector pierda las ganas de leer el libro. “Gran soufflé”, además de tener numerosos
ingredientes culinarios, también es un estupendo libro de humor, pero un humor
un tanto ácido, con un acompañamiento muy especial, un asesinato. Así que “Gran soufflé”, se puede considerar una novela
negra humorística, porque desde las primeras páginas, Lola consigue arrancarnos
unas breves sonrisas, pero a medida que la novela avanza las sonrisas se
convierten en carcajadas hasta el final de libro. Para conseguir ese humor
ácido, la autora ha desarrollado unos personajes muy peculiares y algo
esperpénticos: un cocinero que sufre de meteorismo cuando le atacan cuadros de
ansiedad, un sommelier daltónico. Un jefe de sala misterioso. Una ex algo loca,
amante de la filosofía zen y una hija adicta a la fabada en lata con un novio
muy peculiar, líder de un grupo antisistema. A este clan tan especial hay que
sumarle una ministra española muy pintoresca que es la anfitriona de una
importante reunión de ministros europeos. La guinda de esta historia tan
particular, es un detective, un claro ejemplo de lo que nunca debería ser un
policía. En definitiva, “Gran soufflé” posee
los ingredientes perfectos para no aburrir al lector.
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