Como en cualquier
trabajo visual en el diseño textil el artista juega con los cinco
elementos del diseño:
- Las líneas que
pueden ser: verticales, horizontales, diagonales, gruesas, delgadas, zig-zag,
irregulares, rectas, curvas, onduladas… y suelen constituir la base inicial del
trabajo.
- Los colores y los
tonos,que evocan diferentes emociones y estados de ánimo resultan esenciales dentro de una colección textil.
- La figura como: lunares, pata de gallo, cuadro escocés…
- La textura, de gran
importancia en el diseño. En una colección el diseñador-artista debe
tener en cuenta sobre todo la caída de la tela y el peso porque serán
determinantes a la hora de escoger un determinado corte o patrón. Entre otras texturas encontramos: rasos,
panas, mezclillas, satén, algodón...
El espacio, y no sólo
la tercera dimensión sino también, el entorno para el cual es creado.
Para proyectar en una
tela una idea, una emoción o un sentimiento se necesitan profesionales que
desarrollen un trabajo de investigación, tecnológico y de innovación con
un enfoque poético. “Telas que se vean como si fuesen veneno” le
pidió Issey Miyake a su ingeniero textil para desarrollar una colección ¿Os
imagináis?
Muchos grandes
diseñadores recurren a Japón en busca de materiales innovadores, experimentales
y emocionantes. En Amaike textil, por ejemplo, han logrado sorprender con una
innovación extraordinaria ya han logrado una composición “etérea” para su
“super-organza” (muy reclamada en alta costura). Itochu, con sede en Osaka, es
parada casi obligatoria de casi todos los diseñadores en moda europeos,
no sólo porque proporcionan pequeñas joyas textiles sino tambiénpor su gran
discreción a la hora de tratar con sus clientes. El color, la superposición de
elementos, los bordados, las mallas… Crear una unidad que dote de identidad y
emoción una marca es la fórmula del éxito de una colección y eso, en nuestra
opinión, tiene un valor a proteger.
Dicen que no hay
ningún país que pueda competir en tecnología e innovación con la ingeniería
textil japonesa. Sin embargo en Europa encontramos empresas legendarias que han
sabido adaptarse a las exigencias del diseñador-cliente aportando soluciones según las necesidades y optimizando sus recursos dentro de un entorno de sostenibilidad. Seguramente lo más acertado sería decir que en cada lugar se han ido especializando en
texturas diferentes. Por ejemplo: en Japón en fibras de alta tecnología y
acabados; en Italia, en seda y estampados; en Inglaterra, en lana y tejidos de lana
peinada…
Bower Roebuk es una
historia de éxito británico demostrando con una creciente demanda en todo el
mundo, que sus telas fabricadas en Scabal combinan perfectamente con los cortes
y exigencia más de vanguardia, un tándem perfecto. El equipo de diseño trabaja
mano con mano con los proveedores de hilo que producen las lanas más extrañas a
fin de optimizar la calidad, manufactura y performance de cada nuevo
desarrollo. Los ingleses son menos aprensivos a la hora de citar a sus clientes
y por ello sabemos que uno de los retos más exigentes que se han llevado a cabo en la fábrica de
Scabal fue el diseño, para Paul Helbers, de una tela con efectos sombreados o
degradados que “crease diferentes luces sobre la superficie”.
Insistimos desde
“Tomates en el balcón”: la habilidad y la técnica en la creación de las más
finas prendas es una arte que debe ser más valorado por el consumidor final.
¿No pensáis lo mismo? Detrás de una marca hay mucho trabajo creativo y mucha
complejidad. Un ejemplo lo encontramos en el diseñador Narciso Rodriguez. En
una de sus colecciones presentó unos diseños en base a una gasa flotante
de color blanco con seda en color rojo. La tela blanca parece haber sido
impresa con pétalos dispersos y libélulas, pero no es más que una ilusión
óptica. Narciso se inspiró para el tejido en una instalación de vídeo
que vio de Jenifer Steinkamp (artista californiana conocida por sus enormes
proyecciones digitales de imágenes naturales) y la compañía Lorma SRL,
con sede en Italia, hicieron realidad el proyecto.
Lorma SRL es el claro
ejemplo de superación compitiendo con proveedores chinos. Su éxito se basa en
la creatividad y la venta en pequeñas cantidades que garantizan la exclusividad
del producto final. Son unos artistas y entienden el trabajo como si fuesen el
mejor chef del mundo. Dicen “es como cocinar, primero hay que visualizar lo que
uno quiere de la tela” Mantero o Ratti son también nombres a tener en cuenta
dentro de los textiles italianos; grandes nombres que producen lisos o
estampados implantando su profesionalidad con el propósito de dignificar la
seda y otras fibras naturales no sólo aplicando la calidad y la creatividad sino también, invirtiendo en
investigación y tecnología para innovar.
Un nombre propio,
Janaina Milheri. Arquitecto y diseñadora textil con sede en París. Su actividad
se centra en la creación y aplicación de tejidos y bordados de lujo. Se nutre
de la práctica de diversas técnicas textiles como pueden ser el encaje de malla
o la impresión para ofrecer la mejor solución técnica a cualquier proyecto
textil. Su trabajo ha sido reconocido por los Ateliers d’Art de France,
Internacional Shoe Fair Mess Around, la
Federación Francesa de puntillas y bordados y Marcel Fundación Blesustein-Balancet
Si os apasionan los
textiles como en “Tomates en el balcón” no dejéis de visitar la plataforma
“Futurotextiles” que nos muestra cómo lo imposible se puede hacer realidad.
Materiales que tienen un espacio en la plataforma: encajes microencapsulados,
tejidos insólitos a base de café y muchos más.
En Octubre de 2012 se
inauguró el “Centro Europeo de Textiles Innovadores“(CETI), ubicado en el norte
de Francia y cuya misión es promover a través de la colaboración entre
universidades, laboratorios y empresas, la investigación de nuevas aplicaciones
textiles. En “Tomates en el balcón” estaremos pendientes de los trabajos que se
desarrollen y os daremos buena cuenta de ello. Si estás buscando una
profesión con futuro, infórmate en su web.
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