Las abarcas nacen del mundo rural
menorquín. El terreno de Menorca es muy pedregoso, por lo que los campesinos
necesitaban un calzado resistente y a la misma vez flexible. El material que
usaban para la suela era neumático de caucho viejo.
A partir de los años 60, este
calzado utilizado por gente del campo, fue transformándose en un calzado de
verano, tanto para los menorquines, como para los visitantes que visitaban la
isla de Menorca.
Las abarcas artesanales se
producen con la misma técnica y materiales transmitida de generación en
generación.
La auténtica abarca menorquina
utiliza piel natural, plantilla de seraje y piso de neumático, cosida con hilo
grueso encerado.
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