Hacia
1630, la alta sociedad de Londres, Ámsterdam y París se había aficionado por
completo al té. Con la reducción de los precios generada por el cada vez más
abundante transporte marítimo, en las siguientes décadas el té fue conquistando
prácticamente todos los países europeos; sin embargo, en muchos de ellos fue
una moda pasajera. Alemania, por ejemplo, volvió rápidamente a su bebida tradicional:
la cerveza. Francia, España y Portugal regresaron al café y al vino. No
obstante, en Inglaterra, Irlanda y Rusia ocurrieron de un modo muy distinto, el
té llegó para quedarse.
En
1657 el café Garraway de Londres, se
convertía en el primer establecimiento público occidental en el que se servía
té. Su dueño el empresario británico Thomas Garraway expuso fuera del local un
cartel con la lista de los efectos positivos de la nueva y exótica bebida: Activa
el cuerpo, alivia los dolores de cabeza y la pesadez, elimina las obstrucciones
del bazo, depura los riñones y es benéfico para los cálculos, facilita la
respiración, protege de los sueños pesados, alerta el cerebro y refuerza la
memoria... Con el tiempo el té se habría de convertir no sólo en una
bebida absolutamente indispensable, sino también en una parte vital de la
cultura y de la vida en las islas británicas.
En
un principio, todo el té consumido en Inglaterra era suministrado por los
holandeses, pero al ascender geométricamente la demanda, los ingleses se
decidieron finalmente a importarlos ellos mismos. Así con la aprobación de la
reina Isabel, se creó la
Compañía de las Indias Orientales, como respuesta a los
elevados precios fijados por los holandeses a ciertas mercancías. Sus barcos, fuertemente
armados para defenderse de los piratas, comenzaron a surcar los mares del Sur,
trayendo de China cantidades de té cada vez mayores. A pesar de que el viaje
duraba todo un año y de que gran cantidad de barcos no llegaban a su destino,
el poderío que la Compañía
llegó a alcanzar fue enorme, monopolizando durante más de 150 años todo el
comercio inglés con la China.
Con
el tiempo, los ingleses se dieron cuenta de que su comercio con China les
resultaba altamente deficitario. Las importaciones de seda, porcelana y té,
excedían con mucho a sus exportaciones de lana, especias y algunos otros
productos menores. La diferencia entre ambas representaba grandes sumas de
dinero, que debían ser pagadas en monedas de oro y plata. Por ello, en 1773
iniciaron un plan para aficionar a los chinos al opio hindú -por entonces la India ya estaba bajo dominio
inglés-.
El
éxito del plan fue inmediato. Muy pronto la adicción al opio desequilibró la
balanza en sentido contrario y los cofres del tesoro chino comenzaron a
vaciarse rápidamente. A causa de ello y para detener los estragos que el opio
causaba entre su gente, en 1800 el emperador prohibió totalmente su comercio.
Pero los ingleses hicieron caso omiso de la prohibición. En 1839 las
autoridades chinas confiscaron veinte mil cajas de opio en el puerto de Cantón.
En respuesta los ingleses atacaron a los chinos iniciando así la primera de las
cuatro guerras del opio. Al finalizar cada una de ella, los chinos fueron
obligados a pagar fuertes indemnizaciones y a firmar un armisticio cada vez más
desfavorable. Por otra parte, los aranceles fueron drásticamente reducidos, el
comercio se realizó desde entonces en numerosos puertos y los ingleses se
concedieron el derecho de viajar libremente por territorio chino. Pero las
desgracias para los chinos no terminaron ahí. En el horizonte se perfilaba ya
lo que pronto acabaría con su monopolio de muchos siglos sobre el comercio del té:
las plantaciones de la India.
La
hora del Té. Un poco de historia sobre la costumbre.
Es
imposible desligar la imagen de una taza de té de las Islas Británicas… Teteras
espléndidas, pasteles de tres pisos, emparedados de pepino… Todo eso y más,
conforman la hora del té o “Afternoon Tea”, sin duda alguna, una de las
tradiciones británicas más celebradas.
En
1662 el rey Carlos II contrae matrimonio con la princesa portuguesa Catalina de
Braganza, gran consumidora de té, que pone de moda la infusión en la corte
británica.
Pero
no es hasta principios del siglo XIX cuando parece que se establece
la costumbre de la hora del té, cuya invención debemos atribuírsela a la
duquesa de Bedford, que se sintió desfallecer y ordenó que le sirvieran una
taza de té con una ligera colación antes de cenar. El invento sentó tan bien a
la duquesa que empezó a reunir a sus amigos alrededor del té de la tarde, donde
servía la bebida acompañada de pasteles y emparedados, popularizando así el
“Afternoon Tea”.
Aunque
los ingleses beben té a todas horas, el “Afternoon Tea” ha caído en desuso, y
se reserva sólo para ciertas ocasiones a pesar de que los más conservadores
siguen tomándolo. Normalmente, en un “Afternoon Tea” clásico se sirve una
tetera de té negro, normalmente de los tipos Earl Grey, el aromatizado con bergamota, un Darjeeling o Ceylan, o
una mezcla de tés negros, acompañada con una jarrita de leche o unas rodajas de
limón para aromatizar el té.
La
hora del té se acompaña de los usuales pequeños sandwiches de pan de molde de
pepino, berros y huevo, salmón y crema, roastbeef y mostaza, y queso y tomate.
En el apartado dulce se sirve algún tipo de pastel como el pastel de café y
nueces o pastelillos glaseados, y los famosos “scones“, unos panecillos
acompañados de mermelada de fresas o frambuesas y la excelsa clotted cream,
literalmente crema coagulada originaria del condado de Devon, cuya cremosidad
está entre la nata y la mantequilla y que una vez probada, no se olvida jamás. Algunos
lo hacen acompañar de una copa de champagne con todo ese banquete.
El
buen té suele servirse en tazas de porcelana translucida llamada bone
chine. La tetera más británica es la marrón abombada denominada brown betty y el gorro de
ganchillo con el que cubren a la tetera para que no se enfríe se llama tea cosy.
Ahora
que los jardines y terrazas están cargados de flores, ¿Qué os parece una fiesta
a modo “Afternoon Tea”, con música de The Kinks y su “Afternoon Tea” , entre otros temas. A nosotros
nos parece una idea divertida
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